lunes, 31 de diciembre de 2012

La vida es bella


Un paisaje se conquista con las suelas del zapato, no con las ruedas del automóvil  dijo -no con estas exactas palabras- Faulkner una vez. Es cierto. 

Las crónicas de mi vida como peatona casi siempre se enfocan en "no se respetan las aceras ni las líneas peatonales", "los motores salen de donde sea" y cosas por este estilo.. pero pocas veces se resalta lo que se aprende de a pie, lo que se ve, lo que se vive.

Esta vez le contaré cómo un desconocido te saca sonrisas y te pone a pensar.

     No era la primera vez que lo veía, ni escuchaba sus sabias palabras. En más de una ocasión los caminos de este señor y el mío se habían cruzado... en la misma calle, a la misma hora. No sé ni su nombre, aunque le regalé el mío y un -extremadamente- sincero "Ha sido un placer" seguido del apretón de manos.

Me encuentro en la calle a este señor de avanzada edad que rompió el hielo diciendo: -Si usted fuera mi nieta, estaría orgulloso-      Yo, excéptica y sin saber qué vendría después sólo le ofrecí una mirada y media sonrisa tímida, que no brindaba ni simpatía ni aceptación.Sólo cortesía.
El señor, sin importar el escaso interés mostrado empieza a hablar de sus nietos, que los tiene lejos, que les hacen falta, que a veces vienen y a veces el va, y que sus hijos le piden que vaya -a dónde sea que estén, tierras extranjeras- para que no esté solo. Pero el dice que no, que ya vivió todo lo que quiso vivir en tierras lejanas y que quiere morir donde mismo nació.
Suelta una carcajada.
Yo lo miro, esta vez con una sonrisa completa. Probablemente la sapiencia de sus años le dejaron ver que no entendí qué le hizo tanta gracia y prosiguió: "es que aunque geográficamente estoy donde nací, no es aquí, esto no es igual.   Ya no puedo dormir con las ventanas abiertas, ya no puedo caminar grandes distancias ni cuando está oscuro, ya no puedo dejarle mi puerta abierta a los vecinos...ya nada es igual, esto ha cambiado demasiado"
A lo que un tercero pregunta: "Usté' es de cuando el jefe ¿verdá?"  y el responde afirmativo, que lo vivió, pero que el es de antes de eso. 
Y su respuesta a la pregunta de cual "régimen" prefiere si aquel o el actual y dice que en ninguno a tenido problemas, porque siempre ha sabido respetar la ley. Con eso acaba la intervención del tercero y se vuelve a mirarme con una sonrisa de esas que te achican los ojos. Lo miro tratando de entender.
"Ya está a punto de llegar mi nuevo nieto... y este sí va a vivir aquí" le ofrezco la mejor de mis sonrisas y un comentario ligero... "Mira" -dijo mientras muestra la funda que llevaba con algunas herramientas- "yo mismo le haré la cuna" -¿En serio? -Sí. Es que antes uno aprendía muchos oficios en la escuela, de ahí que me salga tan bien la ebanistería
 El señor, siguió conversando conmigo, y ya para entonces yo había desmontado la distancia que armo y guardo con los extraños, por lo que me permití preguntarle, reírme con el y mirar sus gestos.
El señor siguió hablando, mucho. De él, de sus nietos, de cómo era la vida en Santo Domingo de antaño... pero se detuvo a decirme las cosas que te hacen reflexionar:

Pero no hay por qué quejarse de lo que tenemos hoy... la vida es bella, siempre. Mira, yo veo la vida así -y tú jovencita deberías hacerlo, ¡todos debemos!...tengo un vecino que ya dejó de hablarme
-Se ríe de su propio chiste-.
  Es que, mira, yo viví en Madrid cuando el mundo estaba de cabezas, y leía el periódico todos los días en cuatro idiomas diferentes, para estar enterado de todo, para saber si tenía que esconderme, o volver  a mi tierra, o lo que sea... grasso error. ¡Vivía preocupado! pasaba por alto las cosas lindas de la vida, en la flor de mi juventud. Eso, hasta un día que decidí no volver a ver el periódico. 
-Se detiene para dibujar una sonrisa en su arrugado rostro-.
  Y lo cumplo hasta el día de hoy... por eso es que mi vecino no me habla, todas las mañanas me decía algo que había visto en la prensa... y yo le cambiaba la historia. A ver, por ejemplo:

  • -El vecino me dijo: "don, ¿y no vió la mujer que mató a su marido anoche? ¿en qué mundo vivimos?"                                            Yo le respondí que vivimos en un mundo en el que 25 millones de parejas anoche hicieron el amor y durmieron felices.
  • -Otro día me dice "Ay vecino, se estrelló un avión y no quedaron sobrevivientes"Le respondí que yo escuché que medio millón de aviones despegaron y llegaron a salvo y sin problemas a su destino.

...y así, el vecino me dejó de contar cosas porque es que yo nunca le prestaba atención. 

 Mi sonrisa no podía ser mayor. Continuó:

Es que, estando yo en Madrid, me senté en un parque y vi que dos pajaritos hacían el amor. Y se cayeron de su rama rendidos por el éxtasis. En ese momento me di cuenta de que sí, la vida es bella. En el 95 hicieron esa película, pero ya yo lo decía en el 77...en el 77 la vida me enseñó qué bella es y desde entonces no ha dejado de serlo.

Seguimos hablando y yo quedaba fascinada por esa sabiduría que sólo los que ostentan avanzadas edades pueden lucir. Me habló de árboles hermosos que nunca había notado en ese trayecto y me decía que es porque sólo veo el tapón y oigo las bocinas.
Luego hablamos de libros, me hizo recomendaciones, y después de citar textualmente muchos fragmentos de "La Guerra y la Paz" y de acordarse de todos esos complicados nombres rusos -me asombra su memoria, que yo a mis 21 no puedo presumir- me dice:

Señorita, yo nunca le pediría a una joven como usted ninguna información, usted me luce muy instruida como para cometer la torpeza de suministrarla a un viejo como yo. Pero una joven como usted debe ver tanto la película como la ópera de esa obra. Yo tengo ambas. De ahora en adelante andaré con ellas cuando pase por aquí, si algún día nos volvemos a topar, acéptelas como regalo.

No que me lo haya creído, pero...de que me hizo el día, el mes, el año, me lo hizo.

La vida es bella, porque hay gente así para recordárnoslo.

*GR













miércoles, 14 de noviembre de 2012


Sírvase usted mismo y vea este video.

Las cámaras del periódico virtual Acento captaron la indignación de los presentes.
Vea y juzgue usted.


la indignación me hizo escribir.


Escribo estas líneas consciente de que lo hago con la cabeza caliente, con las emociones y la pasión a flor de piel y que el trago amargo de la indignación quedará plasmado en mis palabras.
Pero no importa.
En las últimas semanas hemos sido testigos del despertar del pueblo dominicano, un sentimiento cívico por décadas sumergido en un letargo, ha resurgido como el Ave Fénix, y esto lo hace un pueblo indignado, acorralado, impotente y sin un líder definido.
Aplaudo y apoyo al ciento por ciento  todas las manifestaciones que pacíficamente se hacen para levantar la voz contra el opresor, que sin reparos atropella a diario a este pueblo despojado hasta del respeto.
Lo que sucedió en el día de ayer es, desde cualquier ángulo, INACEPTABLE.
Primero, el supuesto EX presidente de la República no tiene el deber de hacer un discurso de rendición de cuentas, al pueblo no le interesa escuchar sus cifras otra vez, en un desesperado intento de limpiar su imagen, que con tinta china se ha manchado.   NO. El pueblo quiere verlo hablar frente a un Tribunal, respondiendo por el oneroso desfalco que hizo su gobierno a la Nación.   Quien debe dirigirse al pueblo es nuestro Pdte. actual, Danilo Medina, títere sin voluntad propia, que ha preferido el silencio como su mejor escudo, que no ha gobernado como lo planeó, que en menos de 90 días de asumir ha encontrado la resistencia más grande de los últimos tiempos. Y le pasa porque lo merece, porque no ha hecho nada, porque dejó la estructura gubernamental  con los mismos viejos y podridos robles que han demostrado su falta de escrúpulos. Porque ha dejado que siga gobernando el príncipe, porque ha sido tan cobarde que ni siquiera se ha dirigido a su pueblo, porque, se ha aprobado una reforma sin consenso, sin diálogo, sin siquiera lectura. Porque nuestros “honorables”, hombres y mujeres de baja estatura moral que con saco, corbata, jeepeta y título se hacen valer, porque de otra forma no le alcanza…han traicionado a la bandera que le juraron servir mientras se izaba.
A base de “un pica pollo y RD$500” fueron personas, cargadas con pancartas (obviamente suministradas por ellos mismos) a las inmediaciones de Telemicro, donde se encontraba el príncipe del Caribe, el señor leonel fernández (con minúsculas, porque no me merece el esfuerzo) para hacerle sentir como que todavía es rey, pero disculpe que me dirija a usted directamente: usted sabe más de ahí (demasiado diría yo), que ese fanatismo ayer mostrado fue comprado, igual que sus gobiernos, igual que sus votos, que sin el clientelismo usted, y voy a herir su gran ego, no es nadie y da pena.     


Qué respeto se va a merecer una persona que capitaliza la miseria misma a su favor
Por otra parte, y bien preocupante, todo lo que pasó anoche en FUNGLODE, recientemente calificada como cuna del crimen o de delincuentes. Ver el letrero que reza como de burla: Fundación Global de DEMOCRACIA Y DESARROLLO, donde se vulneró y prostituyó en más de una ocasión nuestra frágil democracia.
Primero,  antes de que la gran masa de ciudadanos con sentimiento cívico llegara, unos cuantos jóvenes se encontraban en vigilia cuando de la nada, y con el permiso para pasar de los policías que allí custodiaban llega una camioneta con varios jóvenes que, piedra/peñón en mano no vacilaron en agredir, asaltar y amenazar a todos los allí presentes, ante la mirada indiferente de los agentes policiales.   
Se logró capturar uno de los jóvenes quien, ante las cámaras confesó ser proveniente de Los Mina, donde “alguien” los fue a buscar y les pagó RD$200 para que asustaran a los manifestantes hasta que se fueran.
Viendo este panorama de qué (pardon my french) mardita democracia nos hablan?!
El asunto es grave, ni siquiera eran policías (aunque tenían su total bendición) era un grupo que se me antoja a una «Banda Morá», permitiéndome hacer el símil con aquella famosa «Banda Colorá» en esos ensangrentados  12 años de opresión.

Luego, violando el derecho del ciudadano a la libre circulación y a la manifestación pacífica, cerraron la calle, ¿a qué tanto le temen? Cualquier vehículo o propiedad privada que estaba dentro de la calle cerrada, estaba totalmente negada a ser recuperada en aquellos momentos, lo que los policías (cuerpo destinado a defender y proteger al ciudadano) sólo respondían «yo estoy cumpliendo órdenes».
Las agresiones siguieron hasta llegar al punto de patear velas encendidas, salpicando cera caliente a los allí presentes… viéndose más afectada la joven a la que aquella cera, le  cubrió el rostro.

Gracias a dios el dominicano está cuestionando, exigiendo, manifestando, poniendo el cuerpo por la Patria, que es nuestra, no del león ni su –gatita de María Ramos- que tiene por esposa, ni de su séquito de zombis, ladrones, mañosos, sin escrúpulos, ni de ese partido de la estrella, ni de aquel con el “jacho” o antorcha ni de aquel que le reza al déspota ilustrado que se hacía llamar reformista, ni del Congreso. Es nuestro. Y a defenderlo vamos.
Únete. Frente al televisor no se  hace Patria. Con tu indiferencia permites que una y otra vez el sistema te siga aplastando. Por ti, por mi, por el que trabaja día a  día para sobrevivir. Exige lo que es tuyo, despierta.
Y a las “autoridades” (malísimo nombre porque carecen de autoridad moral) que se preparen, que su festín se acabó, que gritamos por justicia, que el pueblo dominicano sabe muy bien donde están las escarpadas montañas de Quisqueya.

*GR


PD. Yo que ni por Danilo voté, ¿por qué le tengo que pagar lo que gastó en la campaña?, que lo pague el ladrón que se lo robó. Coñ*

PD2.    Mis respuestas a leonel, aunque ya lo haya twitteado:

                1. No se escude en obras (desechables por cierto, porque desde que llueve están en el suelo,) un gobierno no se hace de varillas y cemento.
                2. No compare la RD con ninguna otra Nación, ninguna tiene el mismo contexto cultural, ni político, ni económico, ni social, ni histórico. Y usted lo sabe, deje de manipular la información, capitalizando la ignorancia del pueblo, que usted, a conveniencia, patrocinaba y fomentaba.
                3. Es hasta cómico qué diga cómo aumentaron los sueldos, cómo aumentaron las afiliaciones al SeNaSa y cómo aumentaron las tarjetas solidaridad en el 2012. CLARO, es su forma de hacer campaña, de comprar votos y conciencias a base de dádivas sociales, fomentando el parasitismo, porque políticamente conviene.
                4. Aunque la presión tributaria es “baja” en RD usted no puede, y lo sabe, usar eso como excusa (empezando porque esta reforma no es suya, es del gobierno de su compañero Danilo, ¿recuerda?) ya que esto es cierto sólo en valor NOMINAL. El valor REAL de la presión ejercida sobre la ciudadanía es más alto de lo que podemos costear, porque tenemos que pagar de nuestros bolsillos todos esos servicios que el Estado DEBE Y TIENE que proveernos, pero que todos nuestros gobiernos han sido incapaces de hacer.
                5. El sólo hecho de mencionar, que las consecuencias de la crisis del 2003 todavía (casi diez años después –bajo su mando–) hacen estragos en la economía, no hace más que confirmar la incapacidad y fala de voluntad por parte suya y su equipo para manejar asuntos nacionales. Si usted no tiene nada que decir, mejor no diga nada.
Dan asco.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Un llamado a la conciencia



El domingo próximo, el pueblo dominicano está llamado a realizar el éxodo masivo para consumar el sufragio, la máxima expresión de la voluntad ciudadana, siempre y cuando, claro está, ésta no sea vulnerada. 
Basta con hojear la historia patria para darse cuenta que desde antaño, hemos estado amarrados al bipartidismo; dos opciones: una mala y otra peor, pero fuertes, tanto, que aplastan las frágiles iniciativas que buscan el cambio.    
Pero el poder está en manos del pueblo, podemos ser la generación que se niegue a contribuirle al bipartidismo.      No hay por qué apoyar a aquellos que ya han demostrado su incompetencia, desfachatez y falta de escrúpulos. 

El voto, es la herramienta más poderosa que tiene el pueblo, la máxima expresión del descontento con la forma en que las cosas están siendo llevadas, usémoslo conscientes del poder que recae en nuestras manos.    

En muchas ocasiones ya he manifestado que creo firmemente en la generación a la que pertenezco, porque ha dado indicios de, poco a poco, despertar de ese letargo histórico que la juventud ha protagonizado durante décadas, otorgando con su silencio e indiferencia un apoyo sin igual a aquellos que han conducido erráticamente  nuestra enana democracia, comprometiendo con ello nuestra soberanía y oscureciendo el mañana de la República.

Estas son las primeras elecciones presidenciales en las que mi edad me permite participar  y para tomar  la gran decisión de a quién apoyar me he informado leyendo los perfiles de los candidatos, sus propuestas de gobierno y escuchando conferencias sobre sus propuestas económicas.    Esto es algo que no muchos hacen porque simplemente deciden apoyar al candidato que consideran que va a ganar, el más popular o al que más “banderean”, el que más “te moja la mano” o el que te promete esto o aquello.  Invito a todos a informarse para que realicen un voto consciente.
El futuro de nuestra nación descansa sobre nuestros hombros. Apoyar una propuesta diferente a la que ya está o a la que ya hemos tenido es ejercitar la democracia, es  hacer que nuestra voz se escuche, es doblar el timón para cambiar de rumbo, es declararse harto de una situación que el país no aguanta ni un segundo más.

Esta página de internet busca hacer consciencia sobre el voto:
 Allí se puede encontrar las conexiones para leer la propuesta de ciertos candidatos que, a diferencia de los demás sí han probado con ACTOS que buscan una República Dominicana mejor.

Como diría la mente noble del patricio Juan Pablo Duarte:
“Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”

Es cuanto.

*GR

viernes, 30 de marzo de 2012

El derecho de soñar. Eduardo Galeano.

Eduardo Galeano es un escritor uruguayo, que empezó como periodista a eso de los catorce años... Vivió un tiempo exiliado en Argentina y un golpe de estado en esa nación hizo que se exiliara nuevamente, esta vez en España.
En el 1985 volvió a su pueblo, Montevideo y desde allí escribe para que otros leamos y soñemos con él. 
Su obra ha sido traducida a una veintena de idiomas y es, uno de los escritores vivos más queridos de América Latina.
Personalmente, he econtrado en su prosa un hueco en el cual esconderme del mundo. 
Para muestra un botón:



El derecho de soñar


(...) aunque no podemos adivinar el mundo que será, bien podemos imaginar el mundo que queremos que sea.
El derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron. Pero si no fuera por él y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed.
Deliremos, pues, por un ratito. El mundo, que está patas arriba, se pondrá sobre sus pies:

En las calles, los automóviles serán pisados por los perros.
El aire estará limpio de los venenos de las máquinas, y no tendrá más contaminación que la que emana de los miedos humanos y de las humanas pasiones.
La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el super-mercado, ni será mirada por el televisor.
El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, 
y será tratado como la plancha o el lavarropas.
La gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar.
En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a hacer el servicio militar, sino los que quieran hacerlo.
Los economistas no llamarán "nivel de vida" al nivel de consumo, 
ni llamarán "calidad de vida" a la cantidad de cosas.

Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas.
Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos.
Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas.
El mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, 
y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra por siempre jamás.
Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión.
Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle.
Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos.
La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla.
La policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla.
La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, 
bien pegaditas, espalda contra espalda.
Una mujer, negra, será presidente de Brasil; y otra mujer, negra, será presidente de los Estados Unidos de América. 
Una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú.

En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, 
porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.

La Santa Madre Iglesia corregirá algunas erratas de las piedras de Moisés: 
El sexto mandamiento ordenará: "Festejarás el cuerpo". 
El noveno, que desconfía del deseo, lo declarará sagrado.

La Iglesia también dictará un undécimo mandamiento, que se le había olvidado al Señor: 
"Amarás a la naturaleza, de la que formas parte".

Todos los penitentes serán celebrantes, 
y no habrá noche que no sea vivida como si fuera la última, 
ni día que no sea vivido como si fuera el primero.



Qué rico sería vivir en un mundo lleno de Eduarditos y Galeanitas.


*GR

sábado, 12 de noviembre de 2011

Vivir es arte.

¡Qué rico es poder conversar! 
No hablar, sino conversar. Que no es la misma cosa.
Bueno es tener a alguien con quien, entre palabras, despegues vuelo y sigan en la misma sintonía. Alguien que no corta tus alas, sino que con acertados comentarios, se vuelve tu compañero de vuelo. Genial.


En una de esas nutritivas conversaciones (porque alimentan al alma y no al cuerpo; que es mejor),  decía yo que me encanta el arte, pero al mismo tiempo aseveraba que sólo soy consumidora, pues no me considero como un ente productivo de arte. Bendito sea mi amigo, tan conversador. Me corrigió de inmediato y me dijo que el simple hecho de vivir, (pero de vivir bien) es arte: leer es arte. Pintar es arte  (aunque sean “muñecos de palitos”). Cantar desafinado es arte también. Escribir, analizar. Expresarse.  
Esos paseos que acostumbro a dar en el conde, caminando, mirando, pensando, escondiéndome de las luces de la ciudad, son parte de mi arte de vivir. Esa forma de hablar, midiendo cada palabra, cada expresión. Esas veces en que  me permito dejarme llevar por impulsos. Esa necesidad de leer, de escribir, de ver una buena película. Fotografiar. Sonreír. Todo en su conjunto nos hace artistas.

Pues sí. Es cierto. Todos tenemos un lienzo por pintar, se llama vida. Decidimos si queremos ser impresionistas o minimalistas.

Y yo que tengo esa “maña” de medir la grandeza de las personas por el arte con que viven. Ya sabía todo esto, pero no me daba cuenta que sabía.   Cuando leo algo fabuloso que alguien escribe, simplemente el autor pasa a caerme bien; no importa si lo conozco o no, si este vivo o no, lo que importa es que él escribió y yo leí, me gustó: sintonizamos. ¿Qué mejor parámetro que ese?  Si  leer es ver el mundo a través de los ojos del autor. ¡Qué atrevida he sido al tomar prestado los ojos de tantos grandes! Me encanta.

¿Poesía? Es el canto del alma. El amor, el desamor, el miedo y los sueños.  Leer poesía es cantar con el alma de los poetas. ¡Qué honor me he gastado!

¿Canto? Cantar es jugar ajedrez con los sentimientos.  Y qué privilegio el nuestro echarnos una partida con los sentimientos de tantos artistas.

Sabina dice que bailar es soñar con los pies...aunque a mi no me salga bien ningún pasito, sé que así es..

Y así puedo continuar con todas las artes… pero no.

Mejor hablo del arte más noble de todos: soñar. Porque soñar es vivir. Porque vivir debe ser soñar. Porque lo que diferencia a los grandes de los insignificantes es su capacidad de vivir soñando, de soñar despiertos. De cumplir sus sueños y los de los demás. Bendito sean los soñadores alrededor del mundo: epa, que somos muchos. Facundo me ha dicho que:  “el hombre es Dios cuando sueña y esclavo cuando cuenta”.

Benditos.  Los que nos arañan el corazón con una canción. 
Benditos. Los que derrochan placeres.
Benditos.  Los que usan la fuerza de la guitarra.
Benditos. Los que comparten con el mundo su arte.
Benditos. Los que cambian balas por palabras.
Benditos. Los que lloran frente al mar, los que ríen frente a un paisaje de puras antenas y calles. Los que silban melodías, los que captan imágenes, los que guardan recuerdos, los que sanan cicatrices, los que cuentan historias.
Bendita sea la raza humana, carajo.

*GR

“Y me pregunto… pa’qué nace la gente que nace y muere indiferente”- JMS.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Mi vecino, el pianista.

A veces la vida nos regala tesoros, y a veces también, ni cuenta nos damos.

Vivo en el mismo lugar desde que tengo tan sólo un año de edad. Eso quiere decir que llevo alrededor de 19 años en este edificio. Crecí entre estas paredes y desde que llegamos, mis vecinos del piso de arriba han sido los mismos. Doña Virginia y Don Vicente eran una pareja mayor que siempre me pareció peculiar. La señora era siempre muy simpática y alegre. Recuerdo que me hacía gracia ver una señora “ochentera” manejando su antiguo carro como cualquier joven y, que sin importar la hora, nunca salía de su casa sin su acostumbrado labial rojo mamasita, cuyo color a veces se extendía hasta sus dientes. Siempre saludaba y, si nos la topábamos en la escalera, tendríamos que hacerle conversación porque su lento caminar hacía que bajar tan solo un piso tomara unos cuantos minutos. A doña Virginia  sin duda le encantaban los niños. Sin embargo, nunca tuvo hijos.

Don Vicente, por su parte era un hombre alto, erguido y de muy pocas palabras, no usaba labial ni conducía un auto, pero era, muy educado. A los ojos de una niña, el tipo era muy sobrio. A don Vicente no le gustaban los niños, y supongo que por eso fue que doña Virginia no tuvo hijos.
Vivían solos. Recibían pocas visitas y, entrar a su casa siempre me pareció una aventura. Me sentaba a esperar a mi madre, haciendo grandes esfuerzos para que doña Virginia pudiera escuchar mis saludos, porque su sordera ya iba muy avanzada. Don Vicente, sólo levantaba la vista y seguía viendo su televisión. ¡Qué casa tan diferente! Se me parecía a un museo. Las paredes estaban llenas de fotos antiguas y placas de reconocimiento. Los muebles debían tener más o menos la misma edad que sus dueños y, en el centro de la sala, un piano. Negro. Grande, bello, imponente. Nunca lo toqué, sólo lo miraba. Me daba algo de miedo la reacción de don Vicente si me hubiese atrevido a ponerle un dedo encima.

De lunes a viernes, cuando volvía del colegio, comía, descansaba y me disponía a hacer mis tareas en una pequeña silla roja, cuyo uso exclusivo era: hacer las tareas. Me iba al balcón con mi mochila y escuchaba. Las notas de ese piano eran mágicas. Las melodías, que nunca reconocí, eran realmente buenas. Uno que otro día, iba una estudiante de canto, tenor, muy buena, y lo acompañaba en sus viajes al mundo de la música. Día tras día, don Vicente parecía perderse en sus notas y la voz de la señora retumbaba en todo el edificio. Exquisito.
Nunca vi a don Vicente tocar. Nunca. Pero si lo escuché, infinidad de veces. Luego de unos años, mientras iba creciendo, descubrí que mi vecino era un músico retirado muy reconocido en “su época”, como solía decir mi madre. Vicente Grisolía, fue estudiante, músico, y profesor que llegó a ser maestro de quienes una vez intentaron enseñarle.

Como mis peculiares vecinos no tenían hijos ni mucha familia, siempre me preocupó saber de qué vivían. Al parecer don Vicente tenía una pensión de no sé dónde.  Llegó una época en que, ya casi no me topaba con doña Virginia en las escaleras, y que, el piano se escuchaba con menos regularidad. Don Vicente estaba muy enfermo.
Con los ojos aguados fui testigo del día en que, tuvo que vender su adorado piano para poder costear el tratamiento que le alargaría la vida un poco más. Me rompió el corazón. A él también. Ya no cantaban los ángeles todos los días en mi edificio a eso de las cuatro. Ya no se escuchaba nada.  Solo silencio. Y así, con los meses, también se silenció su alma. Don Vicente falleció, sin piano ni tenor. Fue increíble ver que un hombre de estatura tan generosa y de talle tan ancho se redujo a casi nada.

Bonito. Bonito fue el gesto que tuvieron sus estudiantes de antaño al ir a la misa que se ofició en su nombre y entre piano y voces muy bien cultivadas le cantaron al maestro.
Hoy, me encontré a doña Virginia. Se desmontaba de un taxi y a sus noventa y tres todavía sonríe como la recordaba. Llevaba un vestido floreado de moda de los años 30  y su acostumbrado labial. El rojo, ya no es mamasita, sino un poco más opaco, pero sigue allí.

Qué buenos vecinos me regaló la vida. Crecí disfrutando de gratis de un gran artista. Y, de ñapa sigo disfrutando de la sonrisa y la sordera de su simpática viuda. Ya casi son las cuatro. Con seguridad don Vicente se dispone a tocar para el deleite de los ángeles.

*GR