jueves, 7 de julio de 2011

A propósito del día del profesor...

Hace poco se conmemoró en nuestro país el día del profesor. Un día para agasajar a aquellas personas que entregan cuerpo y alma al oficio más noble de todos: educar.
Esta profesión no goza del respeto que por inercia debe dársele. Nuestros profesores son los encargados de formar generaciones competentes, productivas, responsables, trabajadoras, preparadas… Y hasta que no se le dé la importancia que debe dársele, esto continuará siendo un ideal.
No resulta atractivo optar por este oficio porque es uno de los peor pagados. Los “beneficios” de los que gozan, están atados a la voluntad del político al mando y esto no debe ni puede continuar de esa manera.  Aquellos ángeles que por vocación, se levantan día a día a entregar con ahínco el pan de la enseñanza a nuestros futuros ciudadanos y líderes merecen nuestras reverencias. Me quito el sombrero ante ellos.

Si todos entendiéramos el efecto que un profesor puede tener en un alumno las cosas fueran otras.  En mi caso, por ejemplo, tuve la dicha de encontrar en mi camino de estudiante una persona muy especial. Una maestra, alguien que supo cruzar la línea que divide a los simples profesores de los verdaderos maestros.              Esta persona transformó mi vida, mi forma de pensar, de ver las cosas. No limitó sus funciones en hacer lecturas mecánicas diarias, corregir una mascota o libro, ni en calificar en base a puros exámenes, ella, me enseñó a leer entre líneas, a entender la realidad que nos rodea, a saber en qué contexto social estamos parados, a criticar, a reflexionar.
Siempre he dicho que si en cada aula de este país, se encontrara una persona de ese calibre, se elevaría la generación que a gritos nos pide nuestra nación.  Se generarían cambios. Es cuanto.
El día del maestro se celebra el día en que también recordamos con añoranza a Juan Bosch, el más grande de todos -por el que siento tremenda admiración- tanto en su rol de profesor, como de político, trató siempre de ser voz de aquel mundo campesino por décadas olvidado, maltratado, ultrajado, siempre tratando de hacerle justicia, reivindicarlo, con el sentido moral que siempre le caracterizó.-tanto en la literatura como en la política-.

A aquellos que me leen, agradezcan la oportunidad de educarse que han tenido, y denle valor a quien loor merece.  Porque, doy fe y testimonio que, antes de llegar a mi vida una maestra como la que les mencioné, yo era una simple brújula sin norte. Hoy, soy un proyecto de ciudadana que desea hacer algo por este pueblo mío y de ustedes, por esta hermosa y rica tierra que me ha enseñado a –sobretodo- ser fuerte.
Para finalizar esta entrada como es debido, les dejo un fragmento de Bosch, en el que reluce la calidad humana de la que podía –pero nunca quiso- presumir:




                                                                          *tomado de su cuento Rosa.

*GR