domingo, 24 de octubre de 2010

es un domingo cualquiera...reza la canción.

Dios sabe que no quería ir. Que me rehusé hasta el último momento.
Estas reuniones familiares que mis tíos organizan nunca son..productivas: mucha gente que no conozco a las que debo de saludar y fingir alegría de verlos (cómo podría alegrarme si son totales extraños para mi?) 

La cuestión es que me obligaron a ir, y yo, astuta, llevé mis municiones, con las que combatiría mi inefable estado de aburrimiento: 
-Dos libros. Eran cortos, pero de autores interesantes. 
-Una revista. Sí, era de corte socialité, pero sus últimas páginas no lo son y tiene buenos colaboradores (me la devoré en el camino)
-Mi laptop. Cómo se ha convertido en mi mejor amiga! en ella tengo libros en pdf, películas y una serie.

Pero, increíblemente, antes de salir, decidí que en vez de irme predispuesta, trataría de buscar lados positivos (fue una búsqueda exhaustiva, no encontré nada). Al llegar allí, vi a mi familia y la comida no apetitosa que se enfriaba en una mesa, y me dije: 'nada que hacer'.

Salí a caminar. Estaba en un campo, el aire era fresco.
Miré hacia arriba, una nube tenia un ribete de oro: el sol se lucía tras ella y era un espectáculo... a mis ojos.
Llamé a mi hermanita para que el público aumentara, ella lo vió, me dió una respuesta seca y no apreció la belleza que yo veía..
Luego, pude comer frutos directamente del árbol! que placer más pequeño e inmenso!

El tiempo parecía no pasar, así que invité a mi hermana a caminar, pretendía llegar a la playa, pero dos cosas me detuvieron: una culebra (se menea, se menea, como la cuu-lee-bra ♪) y un muchacho que nos perseguía y tenia un palo en la mano (me siento mal por desconfiar de todos, el pobre me dijo que solo quería mostrarnos el camino a la playa, -el que sé de memoria-). 

Volví al infierno, digo, la reunión familiar... vi a un niño de unos 9 años muy triste, mi madre se le acerca y pregunta qué le pasa, su respuesta: mi papa se murió ayer.     No! se me rompió el alma en mil pedacitos, no podía evitar las lágrimas que estaban a punto de brotar! Me fui hacia atrás y junto a mi hermanita lloré un poco. Nos repusimos...y volvimos para decirle a nuestro papá que hiciera algo por el: lo invitó a la playa.

Luego de ese viajecito a la orilla, ya no sentía pena por el, EL NIÑO DE 9 AÑOS ME MONTABA! y como si fuera poco, casi le roba su primer beso a mi hermanita! OH OH.
Bueno, lo bueno es que me tumbé al sol.. mi piel recibió vitamina E, pero no un bronceado (Hurra!...)
Mis tías, especialmente la mayor, hablaron hasta por los codos. Comieron.
Yo me sumergí en un libro y en mi laptop. Hasta que (Victoria!) escuché la voz de mi papá decir: 'Vámonos'.

Lo que disfruté del viaje fue el camino de regreso. Me pegué a una ventana y al paisaje, medité.
Al llegar a la ciudad y la realidad golpearme de frente, empecé, como de costumbre a enumerar mentalmente cada cosa que veía y que quería cambiar en un futuro, por el bien común.   Y llegó a mí una idea: Enumerar las cosas que no quiero cambiar, las que están bien, las que me hacen amar este país.

Algo bueno saque de este viajecito forzado, una lista mental de unas casi cien cosas (en diez minutos) que no quiero cambiar de mi país y mi sociedad :)
Buen domingo.


                            una culebra, una culebra, una culebra -papi- una culebra! ♫


lunes, 18 de octubre de 2010

Decepción Shakirística..

Hablemos en otra lid..

Desde pequeñita, me creía interesante y de agudo intelecto. 
Trataba de leer tanto como podía e imitar a mi padre en su forma de hablar, en sus gestos, en su filosofía.
Pensaba que seguía buenos artistas comprometidos con su lápiz (qué engañada estaba!).
Acerté en el hábito de leer, en hacer mía la costumbre de mi padre de recitar poesía antes de dormir. En adoptar una parte de su filosofía: ser grande (no la adopté entera porque era muy aburrida y sumisa a los errores tradicionales de la sociedad, me niego).

En lo que sí me equivoqué fue en mi elección de música. Ojalá algún día la diosa del arte pueda perdonarme!
Qué ciega estuve! Pero hay que admitir que me engañaron muy bien:
Para los tiempos cuando Shakira escribió "Octavo Día" fui ella toda esa época. 
Cantar "no creo en Venus, ni en Marte/ no creo en Carlos Marx" (canción del mismo álbum) fue lo que me hizo buscar en las enciclopedias quién era Marx (gracias, Shaki).

Cuando ella no se teñía de rubio sus cabellos rizos y era ella sin par alguno. Yo la amaba.
Pero hoy ha salido a flote una mujer distinta. Me siento totalmente engañada, usada, ultrajada...
Quien escribió "Loba", quien aceptó cantar "Loca" y quien también compuso "Rabiosa" no es la misma autentica mujer con la fuerza de los cuatro elementos que recitaba:
"Voy a dejar, que mi guitarra diga todo lo que yo
 no sé decir por mi
o quizás, deba esperar a que el insulto del reloj
termine de tramar mi fin"

Oh, cuanto me ha dolido aceptar que todo fue una gran mentira. Que he sido engañada tantas veces!
Shakira, Arjona... ¿cuántos mas?
Ser comercial es aburrido y mediocre... 

Pero la culpable soy yo. Soy Juez y parte (como diría Sabina) de estos pecados al arte. Porque confieso que todavía me sientiría tentada a asistir a un concierto, a dejarme engañar una vez más por las canciones que una vez amé y con las que me identifiqué tanto.. para luego romper esa burbuja de ignorancia cuando salga rabiosa, toda ella, vuelta loca sonriendo y aullando:
"Llevo conmigo un radar especial para localizar solteros
si acaso me meto en aprietos también llevo el número de los bomberos"

Paz a los restos del arte..

GR.


                                                                        #fail

viernes, 8 de octubre de 2010

Educación

Estos últimos días me han hecho meditar. 
Lo mismo que he reflexionado desde que tengo uso de razón: tenemos que actuar.
Cuando digo tenemos, me refiero a la juventud, y al pueblo dominicano en general, pero me suena mediocre. Suena a excusa barata. La respuesta esta en el yo: tengo que actuar.

Hace unos días noté en Twitter a nuestra primera dama defendiendo la inversión que el gobierno de su esposo ha hecho en educación. Estuve a punto de vomitar. Sangré por la herida cuando ví la actitud de muchos de nuestros jóvenes; algunos defendían al gobierno, otros no se daban por enterados de lo que pasaba, y los demás, los menos, estaban consternados. 
¿Y cómo progresa un país que no se educa? No es difícil llegar a la conclusión de que a los gobiernos no les interesa formar buenos ciudadanos, porque exigirán más y cuestionarán más. 

-Hace dos días iba caminando con una amiga extranjera por las aceras cercanas a la universidad, y un imprudente, en su jeepetón, por no darnos paso (OJO, ESTÁBAMOS EN LA ACERA, GRACIAS) quiso entrar a un estacionamiento lo mas rápido posible, y puf! nos mojó al pasar por el charco que estaba al lado de mi, sin mencionar lo cerca que paso el vehículo de nosotras. Falta de educación.

-Todas las mañanas tengo que madrugar porque tengo clases a las 8 y si estoy a las 7.15am en la calle, el tapón es insufrible. Hace unas semanas, atrapados en el tapón interminable de las 7 de la mañana en la Lincoln, una mujer, atento a que su vehículo era 4x4, se subió en las isletas de en medio de la avenida para atravesarse en la intersección y poder adelantar su paso. Chocó a un pobre hombre que iba para su trabajo. Y causó unos 20 minutos de atraso en el tapón. Falta de educación.
-Hoy mismo, me disponía a cruzar la Tiradentes y estaba esperando el cambio de luz, cuando veo tres motores de policías, cada uno con dos agentes. Y ni cortos ni  perezosos, se pusieron en medio de la intersección (esquina Fantino Falco) para pasar en rojo. Simplemente porque tienen un uniforme que los hace sentir que no tienen que esperar el cambio de luz. Indignada, les dije (y me escucharon, porque voltearon a mirarme) que ellos eran los primeros que debían cumplir las normas y dar el ejemplo. Me ignoraron y cometieron su imprudencia. A ellos, les falta educación.
-Un pueblo que vota por el que más fundas reparta, por el que le prometa un cargo o el que le dé una tarjetita solidaridad, le falta educación.

No es verdad que el paupérrimo porciento que le otorgaron a la educación, está bien. No, señora Margarita Cedeño, no. A este pueblo le falta mucho por educar.Y como abogada, sabe que va contra la Ley 66-97. No quiera confundir al pueblo. 

Necesitamos despertar, y en las urnas, hablar. 
Debemos exigir lo que nos toca. 
El peor mal de esta herida democracia es la impunidad.

GR.