domingo, 16 de enero de 2011

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Estoy posteando unos escritos que tenía guardados. Así los salvo del olvido.
Prometo postear uno fresquesito, acabado de salir del horno..proximamente.

*GR

Muro de cristal, lluviecita de mayo.

Hoy me siento gris, el sol contrasta mi alma y no emito sombra alguna. No dejo rastro pero tampoco el viento mueve mis cabellos. Hoy me sentí azul, en algún momento llovió en mi cabeza y mis represas estuvieron a punto de colapsar. Pero toqué la atmósfera y me sentí en otro universo.

La lluvia insiste, ... No sé si cae o si sube , mas pienso en cristales transparentes, que deslumbran mi infancia, allá en el patio de boscosas sombras, allí donde intenté vivir; mojaste mis emancipados párpados, oyendo aún el eco de las risas de Enero, recibí tus plásticos rebotes, lluviecita de Mayo, límite del tiempo, orgía del clima...

Y del cielo cae este muro sobre la historia de Babel y despierto. Son tantos laberintos que es tan fácil perderme...estoy en todas partes y yo sigo viendo la pared entera, compuesta por el tiempo a cuestas y una historia rota... no sé qué hacer con esta historia ni con la otra... ni con la media ni con el tiempo... compongo, no versos... verdades a quemarropa. Compongo ausencias con este ladrillo y este otro, esta estúpida ausencia de no sé qué y que me habla. La ausencia está en la palabra a medias, en el sonido del teléfono, en lo que se queda, en lo que se va, en lo que no está, en lo que no se dice y se dijo... ¡muro roto! En pedazos, en trocitos de cristales, en pequeños gajos que no tienen fin.


Siento que la gente tiene demasiadas heridas y agujeros. Y no hay suficiente cariño, ni ganas, ni constancia, ni valentía, ni paciencia... Y todo vuelve a escaparse.


Se nos olvida con frecuencia cuánto valemos y cuándo hacernos valer. Sobre todo si las cicatrices siguen marcándonos. Las heridas enfrentadas levantan demasiados muros. 


Me he desgastado ya demasiado. A veces creo que llevo toda la vida reparándome a marchas forzadas mientras me desgasto. 


Pero de eso se trata, de remendar y desgastar. Es la vida un ciclo vicioso, es todo un laberinto. Y el sol ha salido de nuevo; y tras él un muro, que pronto caerá, en cristales, en gotas, en cemento.
Y otros cesos reflexionarán.





sábado, 8 de enero de 2011

"carpe diem"

¿Acaso siempre fue tan necesario como hoy soñar? 
¿Mirar al sol y ver la luna recortando el cielo estrellado? 
Estoy sentada donde dos son multitud y veo almas confundidas que se pierden en un beso. Y suspiro. 
Un profundo desafío con mi otro yo me gasta las energías. Cuestiono: 
¿será lo que me ofrece mi mortalidad lo que hace fluir la sangre en mis venas? No lo es:
Atender a lo que todos quieren es despistar. Y cuando no se sabe a dónde ir, cualquier sendero es bueno. 
¿Quién inventó la palabra imposible? ¿Quién ideó el nunca jamás? 
Un cobarde, una quimera. Seres que quieren lacerar mis aspiraciones, mis ganas.. me despiertan cuando me dispongo a soñar, que dan el pellizco que recuerda palpitante que en este siglo el segundo que utilizas para parpadear es aquel que se usa en tu dictamen final. 


Pero al fin, Venus se apiadó de mi. Me colé por una grieta y aquí estoy a salvo. Es cálido y puedo atreverme a cerrar mis ojos. El turbio arco iris recupera sus colores lentamente, es el regalo que me trae la melancólica llovizna. 
"Este es mi himno, gigante, extraño; anuncia la aurora que viene. Le canta al rebelde que no se deja domar", al que se resiste a ser una cifra, a quien borda el tul de deformes siluetas que le sonríen a mis pupilas, que no se nublan, no, eso no.

Si conservo mis ideas aunque se pierdan mis palabras; si atesoro las canciones aunque ausentes de ritmo y compás, tendré mi bandera huérfana de asta quizás, pero ondeará.

Sufro la severidad barata de la moral abstracta que muchos predican. La sufro, pero es lo que me hace capaz de desear, de aspirar. No soy un astro, lo sé, pero de una lejana y errante estrella, deseo ser luminosa estela; 
me hundo en la embriaguez de la creación divina, enardece mi memoria y mis deseos, mis accesos de alegría y de este impulso que riza y empuja el inmenso mar. 

Lo que tengo dentro, es lo que tengo para contar: un volcán que sin voz anuncia que va a arder. El murmullo del alma que ordena el caos en el cerebro. Y es lo único que tengo, pero me crea un hilo de luz en las indóciles sombras del mundo de los mortales, al que pertenezco.

Armar y amar. Diseñar y cambiar. Reír y sonreir.. Aspirar y aceptar. Cantar y SOÑAR. 
Carpe Diem, mon amies.



GR*